Las Casualidades de los mellizos y los exámenes similares


Os traemos un nuevo cuento de Claudia Mejias de 6º B de EPO, ¿con qué nos sorprenderán los mellizos esta vez?

Las Casualidades de los mellizos y los exámenes similares

  Hola, yo soy Jose, me gusta cantar, jugar al baloncesto, comer espaguetis con roquefort y lo que más, resolver misterios con mis amigos. Somos seis, tres niños y tres niñas. Somos todos de la misma edad  y estamos en el mismo colegio que se llama Giroalegre, el director, que es muy amable y simpático con nosotros, dice que cuando entras en este colegio das un giro y te vuelves más alegre, por eso el nombre del colegio. Dice que ese colegio lo han llevado directores de la misma familia, que primero lo llevó su tatarabuelo, luego su bisabuelo, luego su abuelo, luego su padre y ahora él y después dice que irá su hijo Jorge, que estudia en nuestro cole. Y que todos los directores que han estado en este cole se han llamado Jorge, por eso el nombre de su hijo.

  Mis amigos y yo somos todos del Giroalegre y de la clase de 6ºB. Somos 25 niños en la clase y el profesor. Mis amigos son Lucas y Simón, somos tres niños, las niñas son: Carla, Daniela y Julia. Yo tengo una hermana, bueno somos mellizos y es Carla. Lucas y Daniela son hermanos mellizos también y da la casualidad que Julia y Simón también. Son muchas casualidades y entonces le hemos puesto un nombre a nuestro equipo, que tiene que ver con eso. El nombre del equipo es Las casualidades de los mellizos. Tenemos un grupo de música que se llama Juntos por siempre. Y siempre quedamos para ensayar en la cancha de baloncesto cuando no hay nadie, para no molestar, y ya estando allí nos echamos unos partiditos con los balones que nos llevamos.

  Ahora voy a ir a casa de Lucas y Daniela, nos han invitado a comer a todos y ya estando allí vamos hablar sobre el último tema de investigación. ¡Ah! y se me ha olvidado deciros que vamos a comer espaguetis al roquefort ¡ÑAM! ¡ÑAM! ¡Qué ricos!

¡TOC! ¡TOC!

 --¡Voy yo!— Gritó Lucas

 --Buenos días— Dijeron Carla, Jose, Simón y Julia a la vez.

 --Pasad, pasad— Sugirió Lucas.

 --Nuestra casa es la vuestra podéis sentaros, ya casi está la comida— Dijo Daniela que bajó las escaleras corriendo al escuchar la puerta.

  La madre de Lucas y Daniela llamó para comer nada más soltar nuestras mochilas y quitarnos lo  zapatos. A ella no le gusta que entremos con zapatos, dice que así no ensuciamos y puede mantener la casa limpia, al igual que lo quiere mi madre y la de los mellis 1. No sé si os lo he dicho pero para no tener que decir los nombres de los dos hermanos, nos decimos mellis 1, mellis 2 o mellis 3. Simón y Julia son los mellis 1, Carla y yo, somos los mellis 2 y Lucas y Daniela los mellis 3.

  Después de repetir un segundo plato de espaguetis subimos los seis a la habitación de los mellis 3. Tuvimos que subir las mochilas con todo el peso de los libros, porque  Laura (la madre de los mellis 3) se creía que íbamos todos allí para hacer los deberes, no le hemos dicho la verdad porque somos un equipo secreto de investigación y no podíamos decir nada a nadie. Una vez arriba empezamos a hablar sobre El Pato, Pedro, Luis y Simón.

  El Pato es nuestro profesor de Matemáticas y Ciencias Naturales, le llamamos así porque parece que anda como un pato. Pedro es el niño más gamberro de la clase, siempre está haciendo trastadas y molestando a todos y además suspende casi todos los exámenes, todos los profesores le odian y algunos alumnos le temen y lo peor de todo, es que se mete con niños más pequeños que él, sobre todo con los de cuarto y quinto, pero a veces también con los menos espabilados de nuestra clase. Y Luis es el que va siempre haciendo trastadas con Pedro, pero él va como un cachorrito detrás de Pedro, aunque en verdad Luis no hace nada, sólo cuando Pedro está insultando o metiéndose con alguien, Luis lo que hace es decir ¡ESO! y ya está, y cuando Pedro discute con alguien Luis le da la razón e incluso parece que Pedro le trata con desprecio, pero él no se da ni cuenta, no obstante Luis si estudia y saca muy buenas notas, notas de sobresaliente, a veces alto y otras bajo, y por eso los profesores le quieren un poquito más que a Pedro, o le querían, porque desde que se junta con Pedro está empezando a sacar bien o notable bajo, incluso a veces suspende con un cuatro y medio o un cinquillo.  La única vez que Luis suspendió, que fue en quinto, se echó a llorar, y suspendió porque se había equivocado de asignatura, porque también es un poco despistado, pero ahora le da exactamente igual, a veces incluso pone cara de satisfecho. Simón es nuestro amigo estudioso con todo sobresaliente alto, con gafas redondas y pelo liso, pero redondito, cómo si se hubiera puesto un colador en la cabeza y luego al sacárselo se le hubiera quedado el pelo de esa forma, pues así igual.

  --Bueno, ¿Vosotros qué creéis que puede haber pasado?— Dijo Carla pensativa.

  --Pues todavía no sabemos, pero esto te perjudica a ti, Simón— Dijo Lucas mirando a Simón.

  --Y lo peor es que lo tengo al lado y más  probabilidades hay de que El Pato piense que hemos copiado— Dijo Simón con las lágrimas saltadas.

  --Tranquilo hermanito, esto lo vamos a solucionar juntos— Dijo Julia intentando tranquilizarlo.

  --Y además eres un buen estudiante, Simón, no creo que los profesores piensen eso sobre ti— Dijo Daniela ayudando a Julia a tranquilizarlo.

  --¡A merendar!— Gritó Laura desde la cocina.

  --Ya, pero mira a Luis, lo bueno que era antes y mira como es ahora— Dijo Simón sin hacer caso a lo que dijo la madre de los mellis 3.

  --En eso tiene razón Simón, los profes ya han pasado por eso, y ya le dieron una oportunidad a Luis y no la aprovechó, puede que piensen que Simón está siguiendo los mismos pasos que Luis y Pedro— Dijo Jose.

  --Bueno, mejor que bajemos a merendar, no queráis ver a mi madre enfadada— Dijo Daniela.

  --Tengo que decirle una cosa, Laura—  Dijo Jose.

  Los demás entre sí se miraban un poco asustados, porque sabían que a veces Jose no era capaz de aguantar estar mintiendo y tenían miedo de que lo contara.

  --Dime cariño— Respondió Laura.

  --Me encantan sus crêpes  con nocilla, están tan tan tan ricos, algún día tiene que decirme la receta— Dijo Jose con la boca llena de chocolate.

  --¡Ja Ja Ja! Que gracioso eres Jose, cuando tú quieras me llamas y  te doy clases de cocina— Respondió Laura a carcajadas.

  Y después de que los demás soltaran cada uno un suspiro empezaron todos a reírse.

 

  --Bueno chicos, que tal si vais a ver un poco la tele, así descansáis un poco de los deberes, pero tenéis que hacerlos— Dijo Laura.

  --Está bien, de todas formas, cuando has llamado, Mamá, ya habíamos terminado, nada más que nos quedaban unos pocos de ejercicios, los demás los terminamos en clase, y después nos llamaste para merendar— Dijo Lucas.

  La verdad es que habíamos hecho todos los deberes en clase para poder hablar sobre el asunto hoy, pero para que no sea sospechoso le hemos hecho caso a Laura y nos hemos puesto a ver Sherlock Holmes, una serie de dibujos animados sobre detectives que nos ayuda a entender un poco mejor los casos.

  --Bueno chicos, ya es tarde Mamá debe de esperarnos para cenar en casa--  Dijo Julia.

  --No os preocupéis, puedo escribir a vuestras madres  y convencerlas para que os dejen cenar aquí— Dijo Laura para contentar a los invitados.

  --No se moleste, muchas gracias, pero creo que cenarán ustedes mejor juntos— Dijo Simón educadamente.

  --¿Estáis seguros Julia y Simón?— Preguntó Laura.

  --Sí. De verdad no hace falta que se moleste somos muchos para cenar aquí— Respondió Simón.

  --Está bien— Dijo Laura.

  --¡Buenas noches!— Dijeron Simón y Julia.

  --¡Buenas noches!— Gritaron los demás.

  Simón y Julia cerraron la puerta y se fueron a casa.

  --Bueno Jose, Carla, voy a escribirle a vuestra madre— Dijo Laura con el móvil en las manos.

  --No, no, no hace falta de verdad tendría que hacer más comida y eso sería una molestia, no se preocupe, de verdad— Dijo Carla levantándose con un respingo del sofá.

  --¿No? ¿No, nos vamos a quedar?, ¡Jo! Con la buena comida que hace— Se lamentó Jose.

  --¡¡JOSE!!— Gritó Carla con vergüenza ajena por su hermano.

  --Queee— Dijo Jose.

  --¡Ay que vergüenza de hermano!— Dijo Carla, y cogió de la mano a su hermano y se fueron.

  --¡JA JA JA JA JA!— Rieron Lucas, Daniela y Laura.

  --Vuestros amigos son de lo que no hay— Le comentó Laura a sus hijos.

  --Bueno a esperar a que llegue papá y cenamos los cuatro juntos— Dijo Daniela.

  --Buenas noches chicos, papá ya está en casa— Dijo Gonzalo (el padre de los mellis 3) cerrando la puerta y dejando las llaves en el mueblecito de la entrada.

  --¡Oh papá no sabes la tarde que hemos echado con nuestros amigos!— Dijo Lucas.

  --¿Sí? Pues contadme todo— Dijo Gonzalo.

  Y se llevaron toda la noche riéndose.

  Al siguiente día el director del cole entró en clase y anunció:

  --El próximo sábado habrá un concurso de talentos en el cole, podéis apuntaros los que queráis por grupos o individualmente. Si tenéis más dudas podéis pedir permiso al profe para venir a mi despacho o si no, podéis venir en el recreo. Espero que os apuntéis unos cuántos, y además habrá una barra para comer y podrán venir todos vuestros familiares, amigos…etc. Os recuerdo que el dinero recaudado será para niños pobres sin comida, sin agua, sin ropa, sin techo, sin escuela, sin familia…etc. Os dejo que sigáis con la clase. ¡Adiós!.

  --¡Adiós!— Respondieron los alumnos y la profesora Carmen de Lengua y Ciencias Sociales que estaba allí en ese momento.

  En el recreo no se habló de otra cosa, algunos decían que pasaban de ir, otros que tenían muchas ganas de participar, otros para comer pizza y jugar un rato, otros decían que iban a traer a todos sus familiares…etc.

  Pero el equipo de Las Casualidades de los Mellizos ya  tenía claro que a las 7:30 am de la mañana siguiente estarían todos en las canastas de baloncesto para ensayar.

  Cada pareja de mellizos comentó en su casa lo del evento del sábado y también advirtieron que se iban a levantar a las 6:45am para llegar al campo a las 7:30am. Eso si podían contarlo porque eran un grupo de música y sus padres estaban de acuerdo con lo del grupo, entonces los padres les pusieron las condiciones a todos de que tendrían que levantarse con un despertador, que desayunarían solos y se irían en bici a la cancha. Y como estaban todos de acuerdo así fue. Carla, Julia y Lucas eran los tres cantantes principales del grupo y luego Simón tendría que llevarse su guitarra, Daniela el banjo y Jose el saxofón.

  7:30am,  allí estaban todos para ensayar, era miércoles, tenían tres días y una mañana para ensayar porque el sábado a las 18:30 empezaba el evento, pero las actuaciones empezaban a las 19:00 así que entrarían en una de las salas de música y ensayarían para el challenge talent. Se aprendieron la letra, y la cantaron juntos unas cuantas veces, hasta que sonó el timbre del colegio y fueron en bici hacia allá, suerte que la cancha de baloncesto estaba a una calle del cole. Ensayaron cada recreo,  hasta que el jueves en clase entró el director un poco enfadado, cosa que era raro porque casi siempre tenía una sonrisa dibujada en la cara y dijo:

  --Simón Méndez y Pedro Montero acudan a mi despacho.

  Simón miró a sus amigos y se fue cabizbajo, a Pedro le daba un poco igual lo que fuera a ocurrir.

  Una vez en el despacho preguntó el director:

  --Pedro, Simón ¿Qué ha pasado con el examen de Matemáticas?

  --¿Qué examen?— Preguntó Pedro.

  --Pedro no te hagas el tonto, seguro que el profe Don Mateo ha venido y le ha contado lo que ocurrió con nuestros exámenes— Respondió Simón sinceramente.

  --¿Quién, El Pato?— Dijo Pedro.

  --Tranquilo Simón no te preocupes entre nosotros los profes también le llamamos así no hace falta que le digas nada a Pedro— Dijo el director.

  --Pero quiero saber qué es lo que pasó con vuestros exámenes— Dijo el director.

  --Escuche señor, yo me esforcé todo lo posible en aprobar el examen con un sobresaliente alto como siempre y cuando el profe Don Mateo nos llamó para recoger nuestros exámenes, yo me esperaba una buena nota porque yo había estudiado para sacar un sobresaliente y me había resultado súper fácil, pero cuando nos llamó no había corregido los exámenes porque estaban completamente iguales, y no quiero echarle toda la culpa a Pedro, porque puede que le haya salido bien, pero yo creo que me ha copiado no sé cómo, ni tengo pruebas, pero le ruego que crea en mi.— Se explicó Simón.

  --Vamos Simón confiesa de una vez, quedamos para copiar— Mintió Pedro.

  --Pedro no mientas, en la vida haría algo así, y además no soy cómo Luis y tú— Dijo Simón.

  --Venga, y ahora me quieres echar la culpa a mí— Dijo  mintiendo otra vez Pedro.

  --Chicos, no puedo creer a ninguno de los dos,  así que hasta que no os pongáis de acuerdo, tendréis un castigo cada uno. Pedro Montero, tendrás clases extra todos los días durante este mes excepto los fines de semana, con Don Mateo clases de Matemáticas.

  --Nooo— Dijo Pedro con cara de asco.

  --Síííí— Dijo Don Jorge el director.

  --No puede hacerme eso, eso es horrible— Dijo Pedro maleducadamente.

  --Simón Méndez— Dijo el director ignorando el último comentario de Pedro.

  Simón se quedó mirando fijamente los ojos de Don Jorge durante unos segundos.

  --Simón, lamento mucho decir esto, porque sé que no eres ese tipo de alumno, pero es lo que tengo que hacer. Sé que te has apuntado al Challenge Talent del sábado, pero cómo no os ponéis de acuerdo, te prohíbo participar. Y tampoco….

  --Pero, Don Jorge, ¿Podré entrar al menos en el evento?— Dijo Simón interrumpiendo al director.

   --Simón, no me has dejado terminar la frase, y  lo que te iba a decir es que…                    tampoco podrás entrar en el evento— Dijo el director sintiendo un poco de lástima por Simón.

  --Está bien señor, lo entiendo, es lo que usted tiene que hacer y es lógico, pero le prometo que voy a demostrar mi inocencia, y siento haberle interrumpido, me ha impactado mucho, todavía tengo que superarlo, pero no se preocupe, porque saldré como inocente—Dijo Simón un poco decaído, pero con esperanza.

  --Pedro Montero, Simón Méndez, podéis volver a clase— Dijo el director en tono alto.

  Cuando los dos alumnos salieron  del despacho del director, este pensó: “Simón es un gran alumno, seguramente será inocente, me da pena, ese concurso lo es todo para él y sus compañeros, pero no tengo elección”.

  Yendo por el pasillo de camino a clase, Pedro le dice a Simón:

  --¡JA! Al final has salido perjudicado tú, en la vida el director sabrá que cuando os fuisteis todos al recreo cogí tu examen y lo fotocopie y tu nombre lo taché y puse el mío ¿Cómo piensas qué vas a hacer creer al director que eres izonente?

  Simón respondió:

  --Me voy a librar de ti pronto, y cállate ya, que no sabes ni siquiera decir inocente, si quieres aprobar ¡Estudia tonto!  

  --Déjame en paz— Dijo Pedro pegándole un empujón a Simón.

  Le dio tal empujón, que a Simón se le cayeron las gafas redondas y negras que tenía, pero el chiquillo era tan astuto que  se agachó, se puso de cuclillas, extendió las manos, y salvó las gafas, hizo todo eso en cuestión de segundos.

  A la hora del recreo  Simón contó todo a sus amigos y Daniela dijo:

  --Si tú no participas, nosotros tampoco.

  --Eso, ¡todos para uno y uno para todos!— Dijo Carla.

  --No chicas, os equivocáis, ya lo he pensado todo Pedro me lo ha contado todo, como os he dicho, cuando bajamos al recreo, él se quedó en clase para preparar la siguiente clase, y desde el ordenador de El Pato fotocopió mi examen y fue a recogerlo y luego cambió mi nombre fotocopiado por el suyo, y cambió el que hizo en clase por el nuevo— Aclaró Simón a sus amigos.

  --Pero la letra sale en negro ¿no?— Preguntó Lucas.

  --Sí, pero la ha repasado con boli azul— Dijo Simón subiéndose las gafas.

  --Es listo para lo que quiere— Dijo Lucas. 

  --Bueno, ¿Qué tienes pensado hacer Simón?— Dijo Julia.

  --Pues lo que he pensado es que podría preguntarle a Don Jorge y a El Pato, si hacemos un examen diferente al otro y así poder demostrar mi     inocencia— Dijo Simón.

  --Es una genial idea, pero ¿Crees que eso saldrá bien?— Preguntó Jose.

  --Tranquilo, todos sabemos que se me da bien la informática y he estado investigando un poco en los descansos, y he descubierto como enseñar la prueba de que se hizo una fotocopia a la hora de Matemáticas y de mi examen— Dijo Simón esperanzado.

  --¿Y no crees que Pedro pudo borrar esos datos?—Dijo Carla pensativa.

  --¡JA JA JA JA JA JA JA JA!— Rieron los demás a carcajadas.

  --No seas tonta Carla, ¿Cómo va a hacer Pedro eso?— Dijo Daniela.

  --Simón, eres un genio, es la mejor idea, corre vamos a contarle al director y a El Pato— Dijo Lucas admirado.

  --Ehhh… Chicos tengo que deciros, que no quiero que vengáis, prefiero hablar con ellos a solas— Dijo Simón rascándose la cabeza.

  --Ok— Dijeron los demás.

  --¡Don Mateo! ¡Don Mateo!— Gritó Simón corriendo por el patio hacia donde estaba El Pato.

  --Sí ¿Qué pasa?— Dijo El Pato.

  Simón casi asfixiado de tanto correr dijo:

  --Tengo pruebas de que soy inocente, ¿Podríamos ir a la clase de Mates?, Me gustaría que nos acompañara Don Jorge ¿Puede venir?

  --Sí y Sí, pasaremos por su despacho antes de entrar en clase de        Mates— Afirmó El Pato.

  ¡TOC! ¡TOC!

  --¡Adelante!— Dijo el director desde dentro de su despacho.

  --Buenos días, Don Jorge, me gustaría que nos acompañaras a Don Mateo y a mí a clase de Mates, para demostrar mi inocencia— Dijo Simón mirando al director.

  --Pues claro que sí, estoy deseando que lo demuestres— Dijo el director admirado por el inteligente niño que tenía delante.

   Simón, con permiso de El Pato encendió el ordenador y les explicó:

  --Miren, Pedro me lo contó todo mientras que íbamos de vuelta a clase por el pasillo y me dijo, que él se quedó aquí, preparando la siguiente clase, que si no me equivoco, usted, Don Mateo, se lo permitió ¿Verdad?

 --Sí— Respondió Don Mateo, asombrado por todo lo que el niño sabía.

  Simón continuó diciendo:

  --Pues además de preparar la clase, cogió lo exámenes que estaban en la mesa de Don Mateo, ¿Es eso cierto?

  Don Mateo (El Pato), asintió con la cabeza.

  Simón continuó:

  --Entonces, cogió mi examen, lo escaneó, con el escáner que Don Mateo tiene en su escritorio, y mandó a la fotocopiadora fotocopiarlo, desde el ordenador, una vez fotocopiado, tachó, mi nombre y puso el suyo, y la letra la repasó con boli azul para que no se notará que era negra y que la había fotocopiado, luego cambió el examen que había hecho durante la clase y lo cambió por el fotocopiado, y así los exámenes exactamente iguales.

  --Gracias por comentarlo, pero ¿tienes pruebas?— Dijo el director.

  --Sí— Dijo Simón— Para eso os he traído.

  Simón con cara de deseo para que todo saliera bien dijo:

  --Aquí están, en estos datos que he investigado, se ven todas las fotocopias que se han hecho en este ordenador desde que se instaló. Aquí podemos ver, que a la hora del recreo del Lunes, alguien desde este ordenador fotocopió algo y…

  --Pero, no se sabe exactamente qué fue lo que se imprimió, podría haberse impreso cualquier otra cosa, algo que hubiera impreso Don Mateo justo  antes— Dijo el director impaciente.

  --El señor director tiene razón Simón, yo imprimí una cosa justo antes del recreo— Dijo El Pato dándole la razón al director.

  Simón tranquilo y sin perder los nervios, dijo mirando fijamente el ordenador de El Pato:

  --Disculpen señores, sé que tienen cosas que hacer más importantes, pero no me han dejado continuar mi frase. Bueno, a lo que iba, si pulso aquí se puede ver el documento o foto que se imprimió, miren aquí está.

  Los dos hombres se quedaron asombrados por cómo el niño explicó la verdadera situación.

  El director, con una gran felicidad porque el niño sabía cosas que todavía él no, pero enfurecido por Pedro Montero el que cada vez iba a peor, dijo:

  --Simón ve abajo y dile a Pedro que suba, por favor.

  Simón bajo las escaleras corrió hacia Pedro y subió las escaleras con Pedro al lado.

  --Aquí está, Don Jorge— Dijo Simón dejando entrar primero a Pedro para que no se escapara.

  El director miró  a Pedro frunciendo las cejas y dijo:

  --Pedro Montero, Simón me lo ha enseñado todo, y no reproches porque es verdad, no hace falta que malgastes tu voz reprochando así que cómo sé que tú vas a ir al evento del sábado, te prohíbo que vayas y además tendrás clases de Mates con El Pato hasta fin de curso. Simón Méndez, te levanto el castigo, podrás ir al evento y además diré a los de la barra que ni a ti ni a tus amigos os cobren la comida.

  --¡Muchísimas gracias!— Dijo Simón con una sonrisa de oreja a oreja.

  --Ahora bajar a lo que queda de recreo— Dijo el director señalando la puerta.

  Cuando Simón bajó se lo contó todo a sus amigos, y después del cole fueron todos a la cancha de baloncesto a ensayar, pero ensayaron tanto, que les dieron las 20:00 de la noche, y tuvo que ir  Carmen (la madre de los mellis 2) a recogerlos.

  Ensayaron y ensayaron y ensayaron y ensayaron y ensayaron, hasta que de pronto ya era sábado, los niños se levantaron temprano para ir a ensayar otra vez a la cancha de baloncesto, pero tenían que tocar sin hacer ruido porque eran las 8:00am, entonces podrían despertar a los vecinos. Acabaron tan hambrientos y sedientos, que fueron todos a casa de Lucas y Daniela (los mellis 3) para que la madre les hiciera un buen plato de espaguetis al roquefort y un zumito fresquito de arándanos, moras… en resumen un zumito de frutas del bosque. Hasta que dieron las 16:30pm y todos corrieron a sus casas a llamar a sus padres y a llamar por teléfono a sus abuelos, primos, tíos…etc.

  Dieron las cinco y ya estaban todos arregladitos para entrar, pero el colegio llamó a todas las casas de los alumnos que participaban para dar una noticia nueva sobre el evento.

  La noticia era que todos los participantes debían estar allí a las 17:00 o 17:15 pm, para que les dé tiempo a ensayar si quieren si no, no hacía falta.

   Pero claro, ellos cuanto más tiempo para ensayar mejor, y fueron allí todos, hasta que dieron las 19:00 pm.

  Ellos no eran los primeros así que tenían tiempo para ver si alguien hacía algo muy parecido, pero no hubo problemas así que mejor.

  Les tocó la hora de subir. Y mientras ellos se preparaban, los ayudantes del salón de actos, iban poniendo las sillas, los tres micrófonos y los instrumentos.

  Entonces llegó el momento, cerraron los telones y el presentador dijo:

  --Con todos ustedes “¡Juntos por siempre!”.

  Se escucharon muchos aplausos y después de que terminaran abrieron el telón y aparecieron los niños saliendo de un lado del escenario, todos saludaron con una reverencia, y cuando se sentaron todos, alguien dijo:

  --¡¡¿Y MI MICRÓFONO?!!

Comentarios

Entradas populares